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Síndrome del impostor: ¿Cómo afecta a mi autoestima?

No solo te pasa a ti, baby. Tomar conciencia de aquello es clave para dar el paso de sanar.

Por Vale Aguirre/ @valejesu_

Lidiar con nuestras inseguridades no es fácil, es más, puede resultar un círculo vicioso en el que a veces encontramos más preguntas que respuestas.

Es precisamente aquí donde el síndrome del impostor puede jugar en nuestra contra haciendo que nos cuestionemos nuestras capacidades y logros.

Antes de celebrar o sentirnos reconfortades por algo que logramos, ¿realmente lo merezco?, es una de las dudas que nos abruman.

La doctora en Psicología, Sandi Mann, cuenta que lo que sentimos es la incapacidad de atribuirnos éxitos por mérito propio, a pesar de que contemos con el apoyo de nuestros cercanos o, incluso, aunque veamos las propias pruebas de lo capaces que somos frente a nuestras narices.

En otras palabras, como consecuencia de este sentir, es que rechazamos ser merecedores de algo que deseamos, llegando a creer que fue solo un golpe de suerte el que nos condujo a obtenerlo. Puede que a medida que leas esto, te vayas identificando con ello porque es más común de lo que puedes llegar a creer.

De la mano de la #MuySeca psicóloga María Alicia Espósito, te invito a ver de qué trata este fenómeno psicológico, el cual “nos conlleva a un temor constante de ser descubierto como fraude debido a nuestras inseguridades y desconfianzas en nosotros mismes“.

MV: ¿Cómo afecta este síndrome a nuestras vidas?
“Afecta en la manera en que la persona no cree en sus logros y éxitos, no se sienten satisfechos con ellos y además rechazan la ayuda disponible. Estas personas están constantemente juzgándose, por lo que experimentan altos niveles de estrés y, por ende, se agobian y angustian. De este modo, se consigue un efecto negativo en la relación consigo mismos y con los demás”.

MV: ¿Cómo podemos avanzar y superar este fenómeno?
Buscar ayuda profesional con la cual se pueda trabajar a partir de la psicoeducación o con diversas herramientas abordando la aceptación de nuestras responsabilidades en el logro de objetivos y metas, evitando desmerecer el propio esfuerzo en lo cometido”.

Otros consejos para superar la sensación de “ser un fraude” son apoyar a otros a conseguir sus propósitos y con ello “visualizar que podemos ayudar desde nuestro propio rol y/o profesión”.

“También es una opción anotar en un diario todas las palabras y anécdotas positivas que escuchemos o vivamos”. De este modo, identificamos nuestras fortalezas, remarcando la autoestima y seguridad.

Es importante que hablemos sobre estos pensamientos y seamos amables con nosotros mismes.


“Trabaja en torno a la comprensión de que no podemos hacer todo perfecto, no podemos ser buenos en todo, podemos equivocarnos y de ello aprender”, nos dice María Alicia.


El síndrome del impostor lo padece más gente de la que crees y no por ello somos menos importantes. Al contrario, desde el comienzo de la pandemia, al pasar más tiempo en casa y con nosotres mismes, realizamos diversas reflexiones y afloraron diferentes patologías y síntomas relacionadas a nuestra salud mental que antes no le dábamos la relevancia que merecían.

Sin embargo, hoy en día estamos “volviendo a conectarnos y percatarnos de la importancia de una buena relación con nosotros mismes”, porque, en palabras de Alicia “es la única relación que perdurará por el tiempo limitado que tenemos en este mundo”.