Pole Dance: De ser tabú a empoderar
¿Cada truco en la barra ayuda a mejorar la autoestima? Descubrámoslo.
Por Scarlett González / @scagonzalezf
Si hablamos de Pole Dance, la imagen del striptease es la primera que se viene a la cabeza, pues esta disciplina es conocida por ser utilizada en locales nocturnos o cabaret como un “baile en barra” o “baile del caño”, pero que con el tiempo ha tomado un rol más deportivo y artístico, ya que no solo involucra baile, sino que fuerza, flexibilidad e incluso un entrenamiento riguroso.
¿Cosificar? NO. ¿Empoderar? SÍ
De lo poco que se habla es del verdadero origen del Pole Dance, el cual data hace bastantes siglos, si bien no es el mismo “baile del caño” que conocemos, el Mallakhamb es más antiguo que el yoga, fue uno de los primeros pasos. Este deporte tradicional de la India junto a lo que se empezó a ver en el mundo circense y acrobático como el mástil chino fueron la máxima inspiración.
Sin embargo, cuando realmente se hizo conocido en el mundo fue en los años ochenta en locales nocturnos, donde las mujeres que trabajaban con la barra llamaban la atención de los hombres, quienes eran los principales clientes de estos sitios. Cómo no recordar a Demi Moore haciendo el papel de estríper en la película “Striptease” del año 1996, o sea.
Los tacos altos, la poca ropa y la sensualidad de la mujer hacían que estas presentaciones sean estigmatizadas y reconocidas como “bailes eróticos”, lo cual está un poco alejado a lo que conocemos hoy y queremos comunicar. Se mantiene la danza, la sensualidad y en algunas academias los tacos tipo “Lady Gaga”, pero esta disciplina ha logra alejarse del estigma y la cosificación, permitiendo que las mujeres se empoderen.
Según la #MuySeca pole dancer chilena y directora de la academia Cambré Studio, Polet Cuevas, hay dos hitos importantes en la historia que promovieron esta práctica a lo que vemos actualmente.
“El primero fue cuando se descubrió el movimiento a través de la barra como modo de explotar la sensualidad y sexualidad, que también empodera, y el segundo fue desde la técnica deportiva y de la habilidad física, el generar con tu cuerpo diferentes acrobacias y de manera danzada, lo cual fue hace poco tiempo”.
La autoestima hasta el cielo
Esta disciplina va más allá de ser un deporte, si bien se ha buscado que sea parte de la Federación Internacional de Gimnasia, muchas academias la imparten para quien quiera aprenderla, sin importar la edad o género.
“Trasciende la edad y objetivos, hay niñitas de seis años que las entrenan deportivamente con un estilo competitivo, hay jóvenes que van a la academia a relajarse porque están todo el día trabajando sentadas en una oficina, y hay gente que va porque quiere mejorar la fuerza de su cuerpo”, comenta Polet.
Pero lo distinto no solo son las edades y género, sino que también las contexturas de cuerpo, es un deporte que no te obliga a ser “flaca” o “gorda”, de 1 metro 70 o 1 metro 50. ¡Chao con todas esas estructuras! La comunidad que se crea en las academias te hace dar cuenta (me incluyo como alumna) que el cuerpo no es importante para lograr cada truco, tal como menciona Polet, “tus habilidades no están relacionadas 100% a cómo es tu cuerpo, puedes ser delgada, más gruesa o muy musculosa y eso no da ni quita en el Pole Dance”.
Al final, ¡se termina mostrando todo! El pudor por el cuerpo desaparece, lo importante es generar la acrobacia. Las heridas de guerra del Pole Dance hacen que te sientas orgullosa por lo que vas logrando.
“A medida que vas avanzando, te das cuenta que puedes lograr ciertas cosas y ya da igual mostrar, porque se quiere lograr esa acrobacia en la barra, da lo mismo el resto. Paralelo a ello, probablemente se va a tonificar la espalda, brazos y abdomen, pero uno piensa en el truco y no en los cambios en el cuerpo”, enfatiza Polet.
Ahora que conoces la #MuyHermosa comunidad de pole dancers y los beneficios que trae esta disciplina, ¿te atreves a probarla?