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¡MI ORGASMO TAMBIÉN IMPORTA!

Estuvimos teniendo sexo muchos años sin conocer el orgasmo. En mi caso, fueron 5 años.

Por Vesta Lugg / @vestalugg

Hace un par de semanas estuve hablando con una de mis mejores amigas de la vida, que hoy vive en España (la Jose), con la que comparto muchas perspectivas, valores y conclusiones a las que hemos llegado juntas en los 11 años de amistad que tenemos, y tocamos un tema que jamás se había presentado en más de una década de debates íntimos: el placer y orgasmo femenino.

Sí, algo que es parte de la esencia de todas las mujeres, un tema que converso mucho conmigo misma, y que llegué a entender que la Jose también conversaba mucho con su persona interna. Un tema que ahora introduzco tal cual se presentó en nuestra llamada de FaceTime un día sábado por la mañana, acompañadas por un café: estuvimos teniendo sexo muchos años sin conocer el orgasmo. En mi caso, fueron 5 años. Ninguna de las dos, en su momento, se sintió con el espacio de decírselo a su pareja/amigas/psicóloga porque pensábamos que “algo nos pasaba”. Claramente teníamos que ser nosotras la del problema…

La Jose había confesado en sus historias de Instagram que tuvo su primer orgasmo a los 23, teniendo ya 5 años de vida sexual activa. Y fue heavy, porque me sentí acompañada y la llamé al tiro. “Te juro que pensé que era solamente yo”, le dije. “Cacha que yo también”, me contestó.

Creo que hay mucha falta de educación sexual en las casas y en los colegios. La forma en que nos referimos a la mujer en una interacción sexual, hasta en conversaciones que tengo hoy, es siempre con el fin de satisfacer al género masculino. Con la Jose abarcamos esta conversación desde el punto de vista de nuestras relaciones hetero, by the way, y creo que ese es el raíz del problema.

Ni la Jose, ni yo nos sentimos cómodas en los primeros 5 años de vida sexual activa para decirle a la persona con la que estábamos compartiendo que NO estábamos llegando al punto máximo dentro de esa interacción. Nuestras parejas no cuestionaron, ni buscaron dar más que su simple “yo ya estoy, porsiaca”.

¿Por qué se sintió hasta más “natural” no decir nada? Era inevitable que la poca confrontación y el estándar de “tarea completada” tan egoísta en el género masculino (porque lamentablemente, ES así), nos haya llevado a sentir que si o si éramos nosotras las que estábamos “rotas”. ¿Por qué hemos llegado a este punto de NO hablarlo? Porque simplemente aceptamos que “OK, bueno. Si él ya está… Filo. Al final estamos aquí para eso”, en palabras sencillas.

Con mi madurez, que seguramente seguirá evolucionando con los años, me he ido entendiendo conmigo misma, en conversaciones internas he encontrado un lugar seguro y que, sin saberlo, abrió las puertas de mi zona de confort y que por primera vez, RECIÉN A MIS 26 AÑOS, pude dejar entrar a una amiga y tocar mis inseguridades de mi vida sexual y dificultades del pasado. Tampoco me daba cuenta que si en algún momento me sentí sola, es porque sentí que mi placer era menos válido que el de él… Mi orgasmo importaba menos, porque si estaba ahí con él, era para que él pudiese decir que “estaba rico”. YYYYYY no po.

Besties, si están leyendo esto y de alguna u otra forma les hizo sentido, tipo, “weón, no estoy sola en esa experiencia”, acá estamos con la Jose (@josefa.in.madrid). Tenemos que ser nuestra red de apoyo, sientan la confianza de escribirla a ella también. Nos mandan DM si quieren seguir conversando. Es importante este espacio de seguridad, y si pueden hacerlo con sus amigas y compañeras, háganlo. Yo agradezco MUCHO el espacio que me ofreció la Jose. Ella sin saber que lo estaba haciendo, me acompañó en un tiempo de aprendizaje, y a distancia. Tampoco sabía que lo necesitaba. Puede ser que alguien a tu alrededor tampoco lo sepa. Y todas merecemos llegar a ese punto, if you know what I mean 😉.