Merlí: Sapere Aude, la historia continúa
Si aún no terminas de ver la tercera y última temporada de Merlí, te advertimos que este post sobre el spin off tendrá uno que otro spoiler ligado a la serie original. ¿Vale? Estás avisade ;).
Por Yerko Danilo / @yerkodanilo
La filosofía aterrizada en problemas juveniles y ligada cotidianidades de los adultos. Esa podría ser, a grandes rasgos, la fórmula que hizo de Merlí una serie contemporánea que se encamina a ser un clásico de nuestra generación.
El spin off que se estrenó esta semana en Movistar Play no es más que la respuesta ante una interrogante que el público expresó incansablemente en redes sociales: ¿Cómo continúa la vida del alumno preferido luego de que su profesor muere?
En ocho capítulos de larga duración, Héctor Lozano, creador de ambas producciones mencionadas, llevó la vida de los estudiantes del Instituto Ángel Guimerá a los pasillos de la Universidad de Barcelona. La trama comienza tres semanas después de la sorpresiva muerte de Merlí. Mientras Pol Rubio estudia Filosofía, Bruno Bergeron dedica su tiempo a las clases de Historia.
La trama de amor ocupa parte importante en la carga de este tren llamado Merlí: Sapere Aude, pero también hay espacio para la nostalgia, desencuentros y encuentros inesperados, pero donde privilegia el desarrollo de Pol, figura principal que se lleva los aplausos si de madurez y crecimiento se trata. Quien solía recibir consejos y lineamientos para su vida, es hoy capaz de aconsejar a otros.
¿Que si se rescata la esencia de la ficción que nos presentó hace unos años a estos personajes? Claro que sí. Cambia el tiempo y las formas, pero el fondo, peripatéticos, sigue más vivo que nunca. Aunque debo adelantarte que en esta versión aumentan las escenas con desnudos, las ironías de la Calduch y las preguntas filosóficas que quedan dando vuelta en la cabeza del espectador, porque tal como David Solans, quien da vida a Bruno, nos confesó, la serie “no entrega ninguna respuesta, pero sí que hace muchas preguntas y de eso estoy #MuyAgradecido, porque hace preguntas sobre la homosexualidad, el bullying, la paternidad, los compañeros de clase, mil y un temas más. Ese es el poder de la filosofía, pero la teníamos abandonada en un cajón”.