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Es mi sexualidad, no tuya

Cuestionamientos nos rodean to-dos los días. ¿Por qué? Por ser mujeres.

Por @vestalugg / 📸 x @mairoarde

El martes pasado escuché una conversación entre dos amigos, donde uno le decía al otro que la chica con la que estaba saliendo le había pedido que no pensara mal de ella por acostarse con él “tan rápido”. Fue casi como escucharla pedir disculpas por cómo decidió actuar. Para ellos fue inevitable debatir si ella era “maraca” o no y si significaba algo el hecho que se haya “soltado” en tan poco tiempo de conocerse. Ellos se detuvieron en eso, e inevitablemente sentí mucho dolor y rabia. ¿Por qué siendo mujeres tenemos que condicionar nuestra vida sexual y limitarnos a lo que los hombres esperan de nosotras?, ¿por qué valgo menos si me acuesto contigo en la primera cita versus la décima? ¿Por qué a ti, hombre, no se te cuestiona? ¿Por qué tu valor sigue siendo el mismo, e incluso mejora, según la opinión de la sociedad?

¿Cómo ser parte de la educación y el cambio? Porque creo que todos estamos deconstruyéndonos y quiero aportar desde mi microambiente para que ojalá, desde mi círculo y variables que si puedo controlar, en algún minuto se contagie y las futuras generaciones puedan beneficiarse de nuestro sacrificio. Porque sí, es un sacrificio. Vivo diariamente con el juicio público y cercano y he perdido oportunidades personales y laborales en mi lucha por ser valorada como mujer. Estoy segura de que muchas están donde mismo estoy y sé que lo hacemos con mucha honra.

He visto muchas funas en redes sociales en el último tiempo. Pucha que son necesarias. Veo cómo muchos hombres están con susto escribiéndole a sus ex o mujeres que se han cruzado en su camino con disculpas y aclaraciones. Igual como he visto personas cantar “un violador en tu camino” como si fuese una broma o una moda. Habiendo dicho eso y habiendo vivido situaciones como la mayoría de las mujeres, con lo que voy a decir a continuación, no descalifico ninguna funa ni a las mujeres que han salido a contar sus historias que han sido tan fundamentales para lo que se viene. Lo que voy a comentar en seguida es aplicable para casos donde sí existe espacio para educar. En personas que si estén dispuestas a aprender y a ver nuestro punto de vista. Mis papás, por ejemplo, que hasta el día de hoy tengo conversaciones con ellos donde les explico por qué yo puedo tener más de una pareja a la vez, siempre y cuando esas otras parejas estén en sintonía conmigo y que aquello no me quita seriedad. Que hay muchas reglas con las que vivieron ellos que hoy han sido desmenuzadas.

Entonces, retomando mi pregunta: ¿Cómo aporto? Mi respuesta, y estoy segura de que hay otras, es: haz notar estas actitudes en las personas cercanas a ti. Paso por paso racionaliza con ellos y explica por qué no es justo y por qué están en lo incorrecto. Voy a imaginar una conversación:

Vesta: ¿Te das cuenta que ella no tiene por qué pedir disculpas por acostarse con tu amigo cuando quisieron?
Amigo: ¿Cómo así?
V: El hecho que se hayan acostado en una primera cita no le quita calidad a su persona. Tanto hombre como mujer tiene la libertad de decidir qué hacer y qué no con su cuerpo, pero la presión social es tan fuerte, que una se cuestiona porque nos han hecho creer que ser “maraca” es algo negativo y lapidario.
A: Igual, no lo decíamos en mala onda. A mi amigo también le gusta ella.
V: Entiendo, pero tus palabras vienen cargadas de juicio y es un ejercicio que tenemos que hacer para dejar de lado estas actitudes que no le hacen bien a ella, porque no es justo. Si fuese al revés, no se hubiesen usado esos términos ni ese contexto.
A: Pero no te afecta a ti, ¿por qué tanta preocupación?
V: Porque me toca corregirte a ti. Para que ojalá la próxima vez que uno de tus amigos te diga algo así, tú tengas considerado cómo nos impacta a nosotras y que bajo esa premisa entiendas por qué tu privilegio, con el que naciste como hombre, es efectivamente un privilegio y que nuestras acciones no deberían ser medidas en balanzas distintas.

Quizá es utopía, pero he vivido situaciones en el pasado con amigos, familiares y parejas, y con toda honestidad, es una conversación que tengo aún conmigo misma, ya que lo he vivido directamente, he recibido de muchas parejas anteriores comentarios como “oye, pero te acostaste con este”, incluso me han dejado de hablar hombres con quienes tuve algún tipo de relación, porque se enteraron que me vinculé antes o después con otro, cuando ellos también lo hacen, pero por ser mujer no puedo tener una vida sexual activa y responsable.

No voy a permitir que lo que fue construido tan injustamente para mí, vivir condicionada a lo machista y socialmente, siga siendo una normalidad. El hábito es hijo de la repetición y si me toca repetir esto todos los días 10 veces al día, lo haré, te invito a hacer lo mismo.

Como siempre, mis DMs están abiertos para leerte. Si alguien en tu círculo debiese hacer este ejercicio, convérsalo o envíale esta columna y analícenla juntos.