EL CAMINO A SER #MUYRESILIENTE
Las crisis pueden enseñarte a construir una nueva #MuyTú, si eliges ese camino.
Por Karla Mora / @karlitamorav
De que hemos escuchado este concepto, lo hemos escuchado, pero ¿cuánto entendemos realmente? Para acercarnos a él, la #MuySeca psicóloga clínica Alexandra Epstein lo define como “una confluencia entre varios elementos, que además poseen un trasfondo evolutivo, es decir, que tiene relación con cómo ha ido evolucionado el ser humano a través de los años y cómo ha logrado adaptarse a los cambios que se han ido desarrollando. Este concepto considera aspectos emocionales, ambientales y culturales de cada individuo”.
Así como esta, existen varias definiciones, pero que en general apuntan a adaptarse positivamente a diversos factores adversos, tales como: traumas, tragedias, amenazas o fuentes de estrés intensas. Conjuntamente, considera que el individuo debe estar preparado para reconocer las dificultades y adversidades de su ambiente, así como también para equilibrar ciertas emociones y sobreponerse a ellas.
Con respecto al perfil de una persona resiliente, Alexandra nos señaló que, en general, “un factor favorable es que estos sujetos hayan tenido relaciones de apego saludables y que sean capaces de contraer vínculos sanos con los otros. Sin embargo, no es preponderante”. Al mismo tiempo, nos revela que “desarrollan herramientas de control emocional, auto-conciencia, capacidad de proyectar el futuro y ver a través de la adversidad. Son hábiles para encontrar una motivación que los lleve a aprender, crecer y adaptarse al ambiente en el que viven”.
Los rasgos de un ser resiliente son variados y están ligados en sí mismos a cada individuo, por lo cual, son atributos #MuyÚnicos. Sin embargo, existen algunas particularidades comunes entre dichos sujetos, como la capacidad que poseen de “identificar los diferentes factores y adversidades de su contexto, el conocimiento más profundo de sus emociones y su regulación, también el saber enfrentar los inconvenientes y desarrollar herramientas, para aventajar estos períodos de una manera más eficaz y menos dolorosa en el futuro”.
El camino a ser #MuyResiliente involucra antes que todo haber vivido situaciones que nos enfrentaron con el dolor, el miedo, las ausencias o con cualquier sensación o sentimiento que no permitían que estuviéramos saludables física o mentalmente. Al enfrentar dichas situaciones comenzamos a conocer nuestro ser interior en profundidad y buscamos la forma de sobrellevar el escenario hostil y hacerle frente.
¿Has escuchado que las situaciones dolorosas te enseñan a vivir?
¡Justamente de eso trata! Comenzamos a conocer una fuerza y un valor que, tal vez, antes no teníamos. La resiliencia tiene que ver con fortalecer nuestra autoestima, nuestro auto-conocimiento, con poder flexibilizar los objetivos y llevarlos a cabo en plazos que nos acomoden y que no nos hagan sentir presionados, con cuestionarnos menos y aceptarnos más.
Un problema puede convertirse en una oportunidad si logramos aprender de él, esto no quiere decir que no vivamos nuestros dolores o angustias, muy por el contrario, es una invitación a sentirlos en lo más profundo: llorar, gritar, sentirnos sobrepasados es absolutamente normal y necesario para luego comenzar a llenarnos de nuevos sentimientos y emociones que nos impulsen a buscar alternativas para estar bien, para seguir adelante con fortaleza o también para comenzar desde cero si es necesario, pero siendo absolutamente consiente de nuestras debilidades y fortalezas.
Una persona resiliente además tiene la capacidad de fortalecer su empatía, ya que el vivir situaciones complejas y dolorosas, también nos permitirá ponernos en el lugar de otros, entender que todos somos seres diversos que en algún momento pasamos por dificultades, ser conscientes de que cada persona tiene su propia historia de vida y por lo tanto, su manera de enfrentarla. A través de ello podremos ser también personas mucho más sociables, capaces de escuchar a otros, así como también de ser escuchados.
En este transitar hacia la resilencia aprenderemos a vivir con mayor optimismo y a ver siempre el vaso medio lleno, estaremos dispuestos a abrir nuestra mente, probar nuevos rumbos, retomar metas, cumplir sueños y anhelos, pero lo haremos con plena conciencia de la importancia del “presente” y de mantener un pensamiento flexible y perseverante. Las crisis pueden enseñarnos a construir lo que por alguna razón teníamos olvidado en nuestro interior. Las heridas sanan, sin embargo dejan cicatrices que recuerdan el dolor que sentimos y como fuimos capaces de enfrentarlo y seguir adelante.
Si no hemos tenido la experiencia de poseer desde nuestra infancia relaciones de apego sanas, a través de los años podemos ir construyéndolas y desarrollándolas, también podemos buscar un contexto más favorable, fortaleciendo nuestro interior, procurando enriquecernos en diversos ámbitos e ir rompiendo el círculo en el que tal vez no nos sentíamos conformes o cómodos. No es fácil decir “stop”, lo sabemos y es duro, pero hay que encontrar esa luz dentro de ti, porque la tienes. No lo sabes, pero la tienes. Ser resilientes es una construcción, involucra muchos factores, pero cada uno de nosotros puede lograrlo. ¿El primer paso? No hay pasos, no hay guías ni instructivos, es proceso #MuyTuyo, vívelo a tu tiempo.