Por @VestaLugg
Cómo encuentro mi identidad en una lugar donde todo se ve igual y todos hacen lo mismo. Es fácil confundirse con “mmm, esto me gusta. Lo voy a probar.” o con “mmm, esto lo he visto tantas veces que de verlo tanto creo que me gusta.”
Cuando partí “creando contenido” sin saber que estaba “creando contenido” me acuerdo que no me importaba mucho lo que estuviesen haciendo los demás. Me vestía distinto (y sé que para esa época y hoy es “distinto”), hacía collages de mi look con detalles, como los accesorios y el estampado de las prendas, y las compartía a cualquier hora y en cualquier día de la semana. Mi mamá (bendita sea su paciencia y buena disposición) me sacaba las fotos en frente de la misma pared con buena iluminación en el patio de mi casa. Me di cuenta que a la gente y a mis fans les gustaba ver que me ponía para mis shows, eventos y alfombras rojas.
De a poco fue evolucionando mi personalidad digital, me encantaba y me encanta combinar mi visión de algo y entrelazarlo con “la moda digital”. Habiendo dicho esto, entre esa primera etapa y en la que me encuentro ahora, me di cuenta que muchas veces me contagio de lo que veo de forma repetitiva en Instagram. Las poses de alfombras rojas, los looks que uso arriba del escenario, el filtro que le pongo al contenido que genero exclusivamente para Instagram. Siempre he sido honesta e intentaré siempre serlo. Hay veces que no me doy ni cuenta que me estoy mimetizando con mi comunidad virtual. ¿Cómo nos mantenemos honestos en un circuito que nos está dejando en evidencia lo que “vende” y “no vende” y que por osmosis lo adoptamos porque sentimos que es la única ecuación para correctamente encontrar tu identidad digital? Me ha pasado, y siempre me he pillado antes de verme totalmente envuelta en “la moda”.
No seremos capaces de ver si algo nuevo se convierte en algo que nos gusta hasta que lo probamos. Muchas veces, este mismo ejercicio termina gatillando la curiosidad de otros y en un clásico efecto dominó, se convierte en un tendencia… y BOOM, una nueva moda. No estoy diciendo que nuestro objetivo tiene que ser “ser distintos” para gatillar una ola de réplica, pero si ser distintos para no perdernos en un resfrío contagioso de comodidad. Ser nosotros, y si eso nos hace distintos creo que estamos en el camino correcto para nosotros. Mi ejemplo más concreto, fue cuando me puse un enterizo plateado para la gala del festival de Viña. Creo que no he recibido tantos comentarios negativos en mi vida. ¿Por qué me refiero a esto como evento digital, si fue un evento televisado? Porque los comentaristas fueron los famosos “trolls” de twitter, quienes hicieron tendencia su opinión y por supuesto llenaron de comentarios la foto que postié en Instagram. Y por una semana ahí vivió todo lo que generó una decisión que para mí fue honesta y “no tan profunda”. Me gustaba. Me sentía cómoda. Me lo puse. 4 años después, puedo decir que fue una de las mejores decisiones que pude haber tomado. Hoy se sigue comentando y no me arrepiento de haberme atrevido. Esa soy yo…
¿Cuál es mi identidad digital?: comparto moda, música, mis proyectos, mi vida y mis aventuras en mis plataformas digitales. Lo hago a través de una ecuación constantemente evolutiva. Intento que todas mis facetas estén vinculadas. Las plataformas digitales son un trabajo, y las veo como tal. Soy una afortunada de poder compartir mi música en iTunes y poder promocionar mi nueva colección de trajes de baño en Instagram. Poder llevarlos conmigo en mis viajes en Youtube y tener mis monólogos en Twitter cuando necesito conversar con ustedes y me siento sola. Intento hacer lo que me nace honestamente, con el filtro y texto que me nazca. Si bien mi mamá ya no me saca las fotos enfrente de la pared blanca del patió con buena iluminación, sigue siendo ella la que saca un 40% de lo que ven en Instagram.
