OnlyFans: ¿empoderamiento femenino o refuerzo patriarcal?
Columna de opinión | Vivimos en la transición hacia una sociedad feminista, en la que aún perduran mecanismos patriarcales.
Por Josefa Meeder / @josefameeder
Todes conocemos Pornhub, Youporn y otros varios sitios de pornografía tradicionales, ¿cierto? (Si van a decir que no, dejen de leer porque esta columna es pa’ gente honesta no más).
La industria del porno tradicional lleva años apoyándose en las estructuras patriarcales para beneficiarse monetariamente de la objetificación y la hipersexualización de la mujer, sin necesariamente compensar a sus trabajadoras de manera justa y encerrándoles en contratos injustos con ambientes laborales hostiles (véase por ejemplo el caso de Mia Khalifa).
Este tipo de pandemia cultural, la pandemia del porno controlada principalmente por grandes corporaciones (que a su vez están controladas por hombres cisgénero), ha tenido repercusiones fuertes en la sociedad actual, reforzando estereotipos para hombres y mujeres que son inalcanzables y creando una imagen del sexo que simplemente no es real. El porno tradicional está centrado en el placer masculino y ha creado expectativas sobre la sexualidad que no se acercan a la realidad ni un solo poco, no seré solamente yo la que sabe que una mujer no llega al orgasmo con 5 minutos en misionero, ¿o sí?
Afortunadamente, gracias al feminismo, hoy existen alternativas y ciertos tratamientos para mitigar los daños que ha generado la infección del porno tradicional. Entre ellos, el consentimiento, el empoderamiento femenino y específicamente durante la última ola de innovación y emprendimiento, la creación de nuevas alternativas para la expresión del trabajo sexual, como OnlyFans, el porno feminista y los acuerdos de mutua beneficencia de sitios como SeekingArrangement.com, pero ¿cómo se adaptan estas nuevas expresiones de trabajo sexual al feminismo moderno? ¿Estamos de acuerdo o en desacuerdo? ¿Tienen las mujeres la capacidad de explotar su cuerpo bajo su propia libertad, decisión y voluntad a cambio de remuneración monetaria?
Más específicamente aún, si continuamos viviendo en una sociedad patriarcal que hipersexualiza a las mujeres, donde nuestros cuerpos son considerados objetos de consumo aún, ¿por qué no podemos tomar esa estructura en el sistema y capitalizarlo a nuestro beneficio?
Creo que es #MuyVálido preguntarse si las plataformas como OnlyFans refuerzan las estructuras patriarcales o si quienes las usan solo contribuyen a la objetificación de la mujer, sin embargo creo que esas preguntas o afirmaciones no ocurren en un vacío sin contexto. Es importante responder a la pregunta propuesta observando que vivimos en una época de transición hacia una sociedad feminista en la que aún perduran muchísimos mecanismos patriarcales de los cuales no podemos escapar, y hasta que no completemos el proceso de deconstrucción de los estereotipos de género, pos tengo ganas de comprarme una casita en la playa, ¿no? Y si puedo hacerlo a través de la capitalización de estructuras patriarcales en mi favor, entonces la respuesta a estas preguntas que les va a dar una feminista moderna que está a dos reuniones en Microsoft Meetings de hacerse un OnlyFans o conseguirse un Sugar Daddy, es muy simple: “No hay que pensar en lo que tu puedes hacer por el patriarcado, sino en lo que el patriarcado puede hacer por ti”.
En un mundo donde el cuerpo femenino es visto como un objeto de consumo, donde se han desarrollado industrias multimillonarias con el único propósito de vender nuestra imagen, de explotarnos, de modificarnos físicamente, de hacernos sentir inseguras, ¿por qué no querríamos participar en el trade-off que significa utilizar el único modelo de enriquecimiento que tengo a la mano para poder obtener una remuneración bajo mis condiciones, en un ambiente de trabajo digno, con el completo control de mi horario y mis límites?
Las nuevas vías de trabajo sexual, como OF, el porno feminista o cualquier tipo de expresión de trabajo sexual donde una mujer controla lo que publica, cómo lo publica y a qué precio lo pública, es una nueva arista del empoderamiento femenino que muchas personas, en especial hombres han decidido criticar duramente.
En mi humilde opinión, los hombres que critican simplemente están indignados que les hayamos dado vuelta el juego y que estamos explotando su adicción y fetichización del cuerpo femenino, no toleran que las mujeres que capitalizan de sus views, sus likes y sus suscripciones mensuales estén jugando ajedrez mientras ellos juegan a las damas chinas.
Igualmente reconozco que los hombres que critican, también son víctimas del patriarcado y de la industria del porno, no de la misma forma que las mujeres, pero en la forma en que sus mentes han sido socializadas a través de los años. El porno tradicional y el patriarcado les ha dicho a los hombres cisgénero heterosexuales, una y otra vez, que solo importa cuantas veces ellos eyaculen, que solo importa lo depilada que esté una mujer, que una mujer que le abre la puerta a un repartidor de pizza tiene ganas de tener sexo con él (y esto repercute en la tierna, pero preocupante ilusión donde los hombres creen que todas las mujeres se quieren acostar con ellos).
Les han dicho que solo importa el tamaño de sus miembros, que el juego previo dura 30 segundos, que no está bien querer irse lento o preguntarse si la otra persona está cómoda. Les han mostrado que la sexualidad es solo para ellos y que las únicas mujeres que tienen derecho a actuar como seres sexuales son las actrices porno en su pantalla o las mujeres a las que ellos otorguen ese permiso cuando se acuesten con ellas a puertas cerradas. El momento que las mujeres se adueñaron de su sexualidad y empezaron a cobrar una suscripción de 19.99 dólares mensuales para poder consumir su imagen , los hombres cisgénero heterosexuales pusieron el puto grito en el cielo. Las tratan de putas, de vendidas, las amenazan con que nadie las querrá para algo serio y muchas otras opiniones que fluyen del insaciable manantial de la misoginia, esperan poder consumir la sexualidad de la mujer sin coste, gratis, cuando ellos quieran y cuándo otorguen permiso.
En un mundo ideal, donde no existe una estructura patriarcal que explota a las mujeres, claro que me gustaría que no existiese un mercado que consuma nuestros cuerpos como objetos, que no existiese una demanda tan animal por nuestra desnudez, pero mientras vivamos en esta sociedad plagada por este defecto, creo firmemente en la libertad que tienen las mujeres de controlar la exposición de su cuerpo y el ejercicio de su sexualidad en las plataformas que les entreguen seguridad, tranquilidad y sobre todo una remuneración digna o incluso una remuneración millonaria en algunos casos. Creo en la capacidad que tienen las mujeres de darle la vuelta al juego del machismo y poder capitalizar en las estructuras de este sistema para poder generar ingresos, ya sea a través de OnlyFans, sugar daddies, striptease, venta de fotos de pies (se llama FeetFinder para los que no son conocedores de esta lucrativa industria), o empresas de porno feminista que se centran la realidad del sexo y no en la creación patriarcal de este.
Espero que en algún momento podamos vivir en un mundo donde no haya nadie que quiera comprar nuestras fotos en pelota, que el desnudo femenino no sea un objeto de consumo, que realmente vivamos una vida sin tener que ser hipersexualidas, pero hasta entonces, si usted decide entrar en esta industria en libertad, voluntariamente, sin presiones externas, espero que le vaya muy bien, que lo haga de manera segura, y pueda comprarse una casita en la playa para vivir lejos de los giles que critican.