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#MuyRecomendado: La tinta de mis ojos

De la española Aitana Ocaña, este libro es una ventana a su mundo interior.

Por @yerkodanilo

Poemas, reflexiones y metáforas son las encargadas de dar cuerpo a las 127 páginas que este libro tiene, pero no son las protagonistas de la publicación, pues las ilustraciones ocupan un espacio preponderante entre todas las hojas que Aitana preparó para sus fanáticos.

Luego de su explosiva fama tras Operación Triunfo 2017, la cantante reconoce en su libro que este “este era un sueño que yo no permitía que creciera por miedo a no poder cumplirlo (…). Mi vida pasó de ser la de una adolescente normal en un pueblo pequeño a convertirse en un torbellino“.

Para quienes gustan de una lectura extensa, les adelanto que este texto no es precisamente un ejemplo de aquello, porque captura la atención del lector de una forma diferente: Oraciones aisladas y textos breves con mensajes sumamente importantes de inculcar en adolescentes hoy, como el amor propio, la aceptación del cuerpo, la importancia de no dejar atrás los sueños y el daño que causan en otros las palabras venenosas que de la boca se escapan con facilidad.

En un lapsus de media tarde habrás terminado este libro ameno, en el que de alguna manera Aitana logró condensar relatos en pocas páginas, pero que abren un espacio para reflexionar en la mente de quien lee, minutos para auto-analizarse y seguir adelante. Les comparto un extracto de “Historia de una pequeña ilusión“:

“¿Ves esa motita negra y pequeña que hay en una esquina (del cajón)? No es una pelusa. Es un sueño del que te has olvidado. (…) Algo que alguien te dijo que no podías hacer y que tú le creíste”.

Otro de los párrafos que la española escribió para su primer libro tiene directa relación con la vida que decides vivir en redes sociales, esa realidad paralela de la ostentación y sobrevaloración de la estética, por encima de vivir los momentos de manera única. En palabras de la autora, “Share“:

“A veces me gustaría que mi feed fuera una de esas cuadrículas de imágenes perfectas, llenas de cafés humeantes y platos de comida deliciosos (…). Una pantalla que diera gusto ver (…), pero el precio por retratar la taza de café perfecta es beberlo siempre frío. Ese jugoso plato de pasta parece chicle después de colocar al milímetro los elementos de la mesa. (…) A veces me gustaría que mi feed fuera de esas cuadrículas perfectas, (…) pero me doy cuenta que vivir es más importante que compartir”.

Agradable, sencillo y reflexivo. Con estas tres palabras puedo resumirles la opera prima de Aitana Ocaña, bajo la editorial Penguin Random House. Si quieres leerlo, puedes comprar la versión #MuyDigital acá.