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Dar sin recibir, ¿la ecuación de la inseguridad?

#MuyColumna | El dar no se traduce en algo material, sino en la entrega de buena vibra, de momentos y buenos deseos.

Por Ariel Rubio/ @Rubiolol3in_

Las relaciones interpersonales son un área de la cual nunca dejamos de aprender, estamos en constante incertidumbre de cómo los demás y nosotres mismes debemos comportarnos, puesto que hoy estamos en busca de generar espacios #MuySanos para todos.

Todes hemos escuchado la frase del título, ¿cierto? En su naturaleza suena bastante fácil de aplicar y cómo no si cuando generamos lazos afectivos con alguien, lo único que queremos es encontrar múltiples maneras de demostrar nuestro amor mediante una gama de acciones bastante amplia, queremos que se note nuestro interés. En esta situación, para algunes amar puede serlo todo y para otros puede ser nada. Es ahí donde descubrimos que no podemos estandarizar nuestras emociones.

El dar sin recibir puede ser un argumento que justifica la falta de empatía que podemos notar en nuestro cotidiano. Para quien no es emocionalmente responsable, esta ecuación calza de manera #MuyExacta para bajarle el perfil a la evidente falta de interés. Podemos notar que a primeras da resultado, pero si se extiende en el tiempo, será innegablemente un conflicto y el dar sin recibir se transforma en algo que al final del día no nos termina de hacer sentido.

Recordemos a Queen Faloon Carrington en Dinastía y sus constantes demostraciones de amor hacia los demás personajes de la serie. Pocas veces escuchamos verbalizar su cariño, no obstante, cada vez que alguno necesitaba de su ayuda ahí estaba al pie del cañón. En teoría es aquella tirana que al final de cada episodio podíamos ver llorar porque nadie sentía y entregaba de manera tan intensa como ella. Esa fue una de las muchas veces que sentí que la ecuación de la que les hablo no me hacía sentido.

Si individualizamos la ecuación, tenemos al que está dispuesto a darlo todo y quiere mostrarlo con acciones concretas. Por otro lado, tenemos al que decide no entregarse. Si analizamos un poco podemos descubrir que, por conflictos internos, la segunda parte no se entrega del todo y está bien, dentro de formar lazos es #MuyImportante no invadir el espacio de los demás, pero llega un punto en el que se debiese jugar como equipo. Uno de los pilares de las relaciones humanas es el complementarse, desde la diversidad que nos compone a cada une.

Es egoísta pensar que alguien debe darlo todo por ti, si tú no estás en la misma sintonía. Responsabilicémonos sobre lo que generamos en los demás, si nos damos cuenta que no tenemos un interés pleno, deberíamos tener la madurez de reparar la situación. “Sí, quiero seguir” o “no, prefiero que no continuemos”. Muchas veces vivimos transiciones donde encontrarnos es el principal objetivo y exponer a los demás a nuestra indecisión no es correcto, debido a que si se tiene una nula responsabilidad afectiva estamos entregando lo peor de nosotros a los demás.

Lo que quiero decirles, en definitiva, es que esta ecuación queda algo obsoleta en estos tiempos. Estamos viendo un interés por construir espacios sanos, donde el dar y recibir es #MuyPositivo, siempre y cuando el sentimiento sea genuino.

Anteriormente, el dar sin recibir nos dejó una ola de personas escépticas por normalizar la falta de responsabilidad afectiva. El dar no se traduce en algo material, sino en esa vibra intangible de momentos y buenos deseos que tienes por quien te hace vibrar de la misma manera.

Tus acciones y tu manera de reaccionar ante algo pueden dejar en evidencia qué tan dispuesto estás a entregar algo de ti a este mundo. Termina siendo paradójico que un motivo de los intentos fallidos en el amor sea el egoísmo, puesto que, en primera instancia, la idea de un complemento es para dejarnos llevar y entregar lo mejor de nosotros, pero en el camino somos víctima de nuestros propios temores y en vez de afrontarlos, creemos que volver a estar solos es la solución.