Contacto

Así aprendí a controlar mis emociones

No te dejes para después. Quererte es para hoy.

Por @carlapadillad

Si estás pasando por un periodo de estrés o tienes problemas para controlar emociones fuertes, te invito a leer mi experiencia sobre el dominio de sentimientos y pequeñas técnicas que puedes aplicar a diario.

Soy extremadamente sensible, desde que tengo uso de razón. Todos los días, por X motivo, aparecen las incontrolables ganas de llorar o gritar. Esto se ha transformado en un problema con el que tengo que luchar a diario.

Entré a la universidad el año pasado y desde entonces, esta situación se agravó. En el periodo universitario se vive en constante estrés, tienes que lidiar con situaciones con las que probablemente nunca te habías enfrentado antes. Todo esto ha provocado un incremento gigante en mi sentimentalismo y mis emociones se han vuelto cada vez más difíciles de controlar.

Me preocupo excesivamente por las cosas, incluso por situaciones pequeñas, que a los ojos de cualquiera son insignificantes. Es difícil relajarme y siempre trato de anticiparme a un posible problema. Soy muy detallista y perfeccionista, trato de cumplir en todos los ámbitos de mi vida y cuando algo no sale como lo planeé me viene una angustia tremenda, que repercute, principalmente, en dolores de estómago y llanto explosivo.

Constantemente recibo comentarios sobre mi dramatismo o sobre lo histérica que soy. Por mucho tiempo creí que era cierto y que estaba semi loca, pero resulta que no es así. Simplemente soy una persona muy sentimental. Por eso, este último tiempo, he trabajado para controlar mis emociones.

Ante una situación problemática, vienen inmediatamente las emociones fuertes. Una técnica que me ha ayudado es esperar a que se calme el enfado o la tristeza, esto me permite reflexionar y analizar con perspectiva el suceso. Luego de esto, me focalizo en salidas al problema y fomento las emociones positivas, sin darle chance a las negativas.

Antes no podía tolerar que mi entorno no sintiera o pensaran como yo quería, incluso pensé que actuaban de determinada manera para hacerme daño. Esto me frustraba mucho. Ahora, entendí que no es así.

La intolerancia a la frustración se da cuando nos enfrentamos a situaciones en las que las cosas no resultan como esperábamos y se produce una sensación de fracaso. Para controlarla, debemos considerar el fallo como un pequeño obstáculo, asumir que no todo gira alrededor de lo que pensamos y sacar un aprendizaje de cada suceso.

Cuando me encuentro estresada o mentalmente cansada, intento practicar técnicas simples de relajación, por ejemplo, ejercicios de respiración con el diafragma o meditación.

Estos pequeños consejos y técnicas me han ayudado mucho. Cuando decimos las cosas con tranquilidad, podemos expresar lo que sentimos o pensamos de manera clara y sana. Además, el resto nos puede entender mucho mejor.

Todos amamos y sentimos de formas distintas. Me costó trabajo entenderlo, pero así funciona el mundo. Debemos aceptar a las personas que queremos con sus distintas personalidades. Siempre existen límites, debemos estar alerta a los manipuladores emocionales, con esto me refiero a aquellas personas que cuestionan tu salud mental, que se ríen de ti, que ignoran tus sentimientos, que mienten y te dañan.

Rodéate de personas que sean un aporte para tu vida, que te ayuden y te entiendan. No te dejes para después ¡Suerte!